viernes, 3 de octubre de 2014

CULTURA DE LA DENOMINACION


Cultura de la Denominación
La llegada de los europeos a nuestras tierras provocó una profunda crisis en los pueblos que Vivian aquí. Por una perversa coincidencia aquellos hombres de barba rubia, montados en extraños animales, cual si tocasen el cielo, correspondían a las señales de la realización de sus creencias.
Esperaban que trajesen consigo un tiempo de hartura. Lo que llegó, sin embargo, en aquellas inmensas “casas flotantes” las carabelas fue una dura realidad de la muerte.

A pesar del genocidio y del ecocidio causados por la empresa colonialista, durante 500 años, las víctimas como los indios, negros, mujeres, migrantes y trabajadores que mantuvieron sus culturas de resistencia, disfrazaron de cristianos sus cultos, bautizaron como cristianas sus divinidades, buscaron la libertad en lo profundo de las selvas y cultivaron sus raíces en la tradición de sus comidas, música, danzas, creencias, idiomas, y utopías. Desde Alaska a la Patagonia, todos los pueblos de América lucharon por su independencia frente a los reinos europeos.



Sin embargo una pequeña parte de los habitantes del Nuevo Mundo fue asimilada por los colonizadores, volviéndose cómplice en la implantación de un modelo social y cultural mimetista, adecuado a los intereses foráneos. De ese modo los blancos pasaron a ser considerados superiores a los indígenas y a los negros; los patrones a los empleados; los ricos a los pobres; los hombres a las mujeres; América del Norte a América Latina.

Es ese complejo de inferioridad, agravado por las desigualdades estructurales, como la diferencia de renta, lo que todavía hoy atrasa nuestra emancipación y debilita nuestra soberanía e independencia.

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