Cultura de la Denominación |
Esperaban que trajesen consigo un tiempo de
hartura. Lo que llegó, sin embargo, en aquellas inmensas “casas flotantes” las
carabelas fue una dura realidad de la muerte.
A pesar del genocidio y del ecocidio causados por
la empresa colonialista, durante 500 años, las víctimas como los indios,
negros, mujeres, migrantes y trabajadores que mantuvieron sus culturas de
resistencia, disfrazaron de cristianos sus cultos, bautizaron como cristianas
sus divinidades, buscaron la libertad en lo profundo de las selvas y cultivaron
sus raíces en la tradición de sus comidas, música, danzas, creencias, idiomas,
y utopías. Desde Alaska a la Patagonia, todos los pueblos de América lucharon
por su independencia frente a los reinos europeos.
Sin embargo una pequeña parte de los habitantes
del Nuevo Mundo fue asimilada por los colonizadores, volviéndose cómplice en la
implantación de un modelo social y cultural mimetista, adecuado a los intereses
foráneos. De ese modo los blancos pasaron a ser considerados superiores a los
indígenas y a los negros; los patrones a los empleados; los ricos a los pobres;
los hombres a las mujeres; América del Norte a América Latina.
Es ese complejo de inferioridad, agravado por las
desigualdades estructurales, como la diferencia de renta, lo que todavía hoy
atrasa nuestra emancipación y debilita nuestra soberanía e independencia.